Corea del Norte lanza sin éxito tres misiles de corto alcance a las aguas de Japón
Corea del Norte lanza
sin éxito tres misiles de corto alcance a las aguas de Japón
Kim Jong Un dirigió ayer
una operación de prueba realizada por las Fuerzas Armadas del régimen
norcoreano, en la que simulaban la invasión y el ataque con misiles a unas
islas de Corea del Sur.
#internacional #Corea #news
Lucía Quintela Bosch
27 de agosto de 2017
Hong Kong
El líder de Corea del Norte disparó
varios misiles contra el mar de su costa este en la madrugada del sábado, según
informa el ejército de Corea del Sur y Estados Unidos, en represalia por
las maniobras militares conjuntas iniciadas por los dos aliados esta semana,
los “Ulchi Freedom Guardian”.
La Comandancia General
del Pacífico de Estados Unidos ha declarado que se detectaron tres misiles
balísticos de corto alcance, lanzados en un periodo de 20 minutos. Todos los
misiles fallaron, uno de ellos explotó inmediatamente después de ser disparado,
mientras los otros dos fallaron durante el vuelo. La Oficina de Jefes de Estado
militar de Corea del Sur informó que los proyectiles fueron lanzados desde el
este norcoreano, provincia de Kangwon, y volaron en dirección noreste alrededor
de 250 km a través del mar.
El Comandante General
del Pacífico estadounidense dijo que los misiles no habían supuesto una amenaza
para ningún territorio de Estados Unidos, incluida la isla de Guam en el
Pacífico, convertida en el último objetivo de las amenazas de Pyongyang, que
había prometido este último mes envolverla “en un mar de fuego”. La
región donde han sido lanzados los misiles balísticos, Kittaeryong, es una
conocida área de pruebas militares, usada frecuentemente por Corea del Norte
para probar sus misiles de corto alcance, informaba ayer Kim Dong Yub, experto
militar del Instituto de Estudios del Lejano Este de Seúl a Reuters. “Parece
que se trata de misiles de corto alcance disparados como parte de ejercicios
militares de verano y como respuesta a las maniobras “Ulchi Freedom
Guardian”, en vez de uno de los nuevos misiles desarrollados por el ejército
norcoreano”, dijo Dong Yub.
Corea del Norte emitió
ayer un comunicado en un medio del estado sobre la ambiciosa operación dirigida
por Kim, la invasión y ataque aéreo de su ejército contra objetivos que simulaban
las islas de Corea del Sur, cerca de la frontera marítima en la costa oeste de
la península coreana. “Los aviones recibieron la orden de salir sin cesar de
golpear a los enemigos” y los soldados “se infiltraron sigilosamente en las
islas desde el agua, con una lluvia de fuego sobre sus enemigos”. La agencia
oficial de noticias norcoreana KCNA, describe así la simulación del ataque e
invasión a las islas surcoreanas, en el comunicado emitido. “Debéis pensar en
acabar con el enemigo despiadadamente, solo con las armas, y ocupar Seúl y la
parte sur de Corea de una sola vez”, KCNA, citaba a Kim Jong Un dirigiéndose a
su ejército, en un tono menos beligerante al que acostumbra en sus
enfrentamientos dialécticos con Trump. “Una represalia de justicia y venganza”,
anunciaba un nuevo póster publicado en la web de propaganda del régimen
norcoreano, y mostraba un misil atacando el territorio norteamericano de EE UU.
El póster amenazaba con “barrer Estados Unidos, la semilla del diablo, y no
dejar rastro”.
Yoshihide Suga,
Secretario del Primer ministro Japonés, dijo que los misiles no alcanzaron su
territorio y no ha supuesto ninguna amenaza para la seguridad del país nipón.
Esta acción supone un grave reto y una gran afrenta tanto para EEUU como para
Japón y Corea del Sur, además de incumplir las sanciones impuestas por la ONU e
ignorar las advertencias de su principal socio, China.
Aunque este
lanzamiento de misiles ha causado una gran preocupación en Corea del Sur por la
evidente capacidad de Pyongyang de alcanzar objetivos dentro de territorio
surcoreano, como la base donde se aloja el Thaad, el polémico escudo
antimisiles de Estados Unidos en Seongju, el hecho que hayan sido pruebas y no
un ataque, ha permitido a Seúl continuar con la decisión de buscar el diálogo
con su vecino del Norte, y no han querido realizar ningún comunicado condenando
la operación de prueba con misiles de Kim Jong Un.
Moon Jae-in,
presidente surcoreano, pidió ayer “paciencia” ante los ensayos de misiles de
Corea del Norte. “La evaluación de las relaciones entre el Sur y el Norte no se
produce con rapidez. Tenemos que estar preparados para una perspectiva a largo
plazo”, declaraba Moon en una reunión con legisladores, informó Yonhap, agencia
oficial surcoreana. La estrategia de Seúl pasa por reforzar su armamento
militar y ofrecer vías de diálogo a Kim Jong Un, quien hasta ahora, ha
rechazado cualquier acercamiento con su vecino, y criticado duramente a la
administración de Moon, acusándolos de “mascotas” de EEUU por apoyar la resolución
de la ONU.
La Casa Blanca dijo
ayer que Trump había sido informado sobre los misiles balísticos lanzados por
Kim Jong Un la madrugada del sábado, pero no hizo ningún comentario al respecto
de forma inmediata, ni tampoco lo hizo el Departamento de Estado de Estados
Unidos.
La Secretaría de
Estado Rex Tillerson, elogió esta semana a Pyongyang por mostrar contención y
no haber lanzado ningún misil desde el pasado julio, cuando la prueba del misil
ICBM le costó a Corea del Norte la imposición de duras sanciones por parte del
Consejo de Naciones Unidas, mediante una resolución impulsada por EE UU.
Tillerson ha dicho que esperaba que la ausencia de lanzamiento de misiles y
otros “actos provocativos” del régimen norcoreano puede significar la apertura
de un camino al diálogo “en algún momento del futuro cercano.
Trump también quiso
expresar su optimismo a principios de esta semana sobre una posible mejora de
las relaciones con Kim Jong Un. “Respeto el hecho que él está empezando a
respetarnos”.
Las tensiones entre
Donald Trump y Kim Jong Un se habían suavizado en las últimas semanas, tras el
aplazamiento del ataque anunciado por Pyongyang a Guam, y gracias también al
esfuerzo diplomático de los aliados de ambos países, como China, Rusia,
Alemania, Reino Unido y el Consejo de Naciones Unidas que pidieron a ambas
partes el cese de la escalada dialéctica y el discurso beligerante entre
Pyongyang y Washington, declarando que una solución militar al conflicto era
inviable.
El 15 de agosto, Corea
del Norte paralizó su plan de ataque y dejó la pelota en el tejado de Estados
Unidos, advirtiendo que la actuación de Washington y los próximos pasos y de
“lo estúpidos yankis” serían vigilados por Pyongyang. La máxima preocupación de
Kim Jong Un es la realización de las maniobras militares anuales entre Estados
Unidos y Corea del Sur, consideradas una grave amenaza a la seguridad y
soberanía del régimen del Norte.
Pero, a pesar de la
crisis y la tensión en la península de Corea, Seúl y Washington siguieron
adelante con los “Ulchi Freedom Guardian”, en los que se hallan inmersos está
semana y que se extenderán hasta el próximo 31 de agosto.
Las maniobras
militares, llamadas también “juegos de guerra”, incluyen simulaciones digitales
de situaciones de guerra para probar la capacidad de reacción y actuación en un
enfrentamiento militar en la zona. Pyongyang ha acusado repetidamente a su
vecino del Sur y a su aliado estadounidense de preparar la invasión de Corea
del Norte con estas maniobras conjuntas.
Los Estados Unidos y
Corea del Sur siguen técnicamente en guerra con el régimen norcoreano, ya que
jamás se firmó un acuerdo de paz entre las partes implicadas en la Guerra de
Corea. El conflicto de 1950-1953 acabó en tablas. Ese empate no resuelto
convirtió a la pequeña península coreana en un ejemplo de la Guerra Fría que se
libraba en el mundo entre Rusia y Estados Unidos, quedando la península
dividida en dos países desde entonces enfrentados. Corea del Sur quedó bajo el
poder de EEUU y el sistema capitalista, y Corea del Norte bajo la
administración de la Rusia comunista.
Pyongyang siempre ha
mantenido que nunca abandonará su programa y armamento nuclear, porque responde
a la necesidad de protegerse de la hostilidad e intenciones invasoras de
Estados Unidos, La alianza entre Corea del Sur y EEUU, la existencia de bases
americanas en el sur de la península coreana y la realización de las maniobras
militares conjuntas entre su vecino y su enemigo número uno, son las razones
aducidas de Kim Jong Un para ignorar las advertencias de la comunidad
internacional sobre su desarme y continuar con las pruebas y lanzamiento de
misiles.
Por su parte,
Washington ha presionado repetidamente a China, principal aliado y socio
económico de Pyongyang, para que actúe con firmeza a favor del desarme nuclear
de Corea del Norte. Y Pekín, en una posición muy delicada por su papel como
socio de ambos países, ha apostado por la vía diplomática. El ministro de
economía chino anunció el viernes la ejecución de nuevas sanciones al régimen
de Kim Jong Un. Pekín prohibía a las empresas y ciudadanos norcoreanos hacer
nuevos negocios en el gigante asiático. Esta nueva sanción se suma a la
prohibición al régimen norcoreano de importar hierro, carbón y otros minerales
anunciada hace dos semanas por el gobierno de Xi Jinping, acorde con la
resolución de la ONU firmada el pasado mes.
El pasado miércoles,
Kim ordenó la producción de más motores de cohetes y cabezas de misiles,
durante la visita al instituto químico de la Academia de Defensa Científica,
una agencia que él ha impulsado para desarrollar su programa de misiles
balísticos. En las fotografías publicadas por KCNA, aparecían diagramas y lo
que puede ser partes de misiles. La agencia de noticias norcoreana sugería que
Pyongyang estaba enfocado en la rápida construcción de misiles de largo alcance
que pudieran alcanzar cualquier parte del territorio estadounidense, incluido
Washington. Se cree que también están desarrollando un nuevo misil de
combustible sólido, de la misma clase que el probado anteriormente en el lanzamiento
de submarinos.
@LuciaQuintelaB
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