PUBLICACIONES: Kim se repliega y congela su ataque a la base de Guam


Kim se repliega y congela su ataque a la base de Guam
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 Kim Jong Un aTrump “El ataque a Guam depende de ti”. La marcha atrás se produce después de que Mattis alertase: «El misil provocará la guerra».


 
Hong Kong.



El líder de Corea del Norte no atacará la isla de Guam por ahoraquiere esperar un poco más y observar el comportamiento de EEUU, pero avisa: “atacaremos si hay más provocaciones de los estúpidos yankis”


Kim Jong Un ha querido poner freno a la escalada de tensión y al discurso beligerante que le ha enfrentado a Trump las últimas semanas. El régimen norcoreano cede a Estados Unidos la responsabilidad de un inminente enfrentamiento bélico entre las dos potencias nucleares.

El plazo anunciado por Corea del Norte para tener ultimado su ataque contra Guam, se cumplía el pasado domingo y ayer martes, el líder norcoreano se reunió con altos cargos del ejército. Su intención era estudiar el plan realizado por sus generales,  diseñado para lanzar cuatro misiles Hawsong-12 contra la isla del Pacífico propiedad de EEUU.

Durante la inspección a las Fuerzas Estratégicas de su ejército, Kim Jong Un dijo estar preparado para observar las acciones de los EE UU  en la región “un poco más de tiempo” antes de ordenar la ejecución de su plan. Pero advierte que podría aún ordenar el lanzamiento de misiles contra las aguas de la isla de EE UU. “Estados Unidos, quien ha sido el primero en traer numerosas estrategias de armamento militar cerca nuestra, debería ser el primero en tomar la decisión correcta y demostrar a través de acciones si ellos desean cesar las tensiones en la península coreana y prevenir un peligroso enfrentamiento militar”, KCNA citaba a Kim Jong Un, que añadía: “Para rebajar la tensión y evitar un conflicto militar, Estados Unidos debe detener a la vez las provocaciones arrogantes y las demandas unilaterales”.

El líder norcoreano ha querido poner en suspense su amenaza a Washington y avisa: “Si persisten en sus acciones extremadamente peligrosas, mi país pondrá en práctica la importante decisión que he anunciado”, refiriéndose al lanzamiento de los misiles contra Guam.

Kim rebaja así la presión creada por el cruce de amenazas entre Trump y Pyongyang, optando por mantener un pulso con EE UU, y revela una posible moneda de cambio a la retirada de la amenaza sobre Guam, la cancelación de los “Ulchi Freedom Guardian”, maniobras militares conjuntas entre Seúl y Washington, programadas el próximo 21 de agosto. La decisión del líder de Corea del Norte llega después de que el lunes la agencia de noticias surcoreana Yonhap informase de la reunión de Kim Jong  con los embajadores norcoreanos en China, Rusia y el enviado en la ONU. KCNA  informaba a su vez, que si Estados Unidos y Corea del Sur  “realizan las maniobras y ocurre cualquier pequeño accidente, estarán provocando una guerra”.

Las imágenes publicadas ayer martes por KCNA, mostraban a Kim Jong Un en la base de las Fuerzas Armadas norcoreanas junto a la élite de su ejército, mientras supervisaba el plan de ataque a Estados Unidos, en el que podía verse la base estadounidense de Guam proyectada en una pantalla, y mapas con otros posibles objetivos, entre ellos Hawai.
La posible trayectoria de los Hawsong-12, afecta también a Japón, por producirse una incursión en su zona aérea y por su alianza con Estados Unidos, que posee una base militar en el país nipón. El Primer Ministro de Japón, Shinzo Abe que ha mostrado su apoyo a Trump durante los últimos días, revelaba un cambio en el tono del discurso del presidente de EEUU respecto al conflicto. En una llamada entre Trump y Shinzo realizada ayer, el presidente nipón aseguró que la estrategia de ambos gobiernos radicaba en la importancia de “trabajar con la comunidad internacional para prevenir el lanzamiento de los misiles”. En la conversación revelada por la agencia de noticias nipona Kyodo, ambos líderes aceptaron que los enfrentamientos dialécticos no tenían sentido y que “lo más importante es prevenir que Corea del Norte no siga adelante con el lanzamiento”.

Las contradicciones entre Trump y su gabinete han sido continuas respecto a la estrategia a seguir para resolver la crisis norcoreana. James Mattis, el Secretario de Defensa estadounidense, prevenía horas antes del anuncio de Kim Jong Un, que “un ataque de misil de Corea del Norte podía escalar a una guerra muy rápido” si la trayectoria del misil coreano lo dirigiese hacia Guam, territorio estadounidense. Pero aseguraba que si Pyongyang ataca Guam, habría guerra y “los supervivientes hablarían dentro de diez años sobre lo que habían logrado hacer allí”.

La puesta en escena mostrada por la propaganda de Pyongyang para anunciar el aplazamiento del ataque a Guam, daba su golpe de efecto en una fecha muy señalada tanto para Corea del Norte como para su vecino del Sur. Con motivo del 73 Aniversario de la Liberación de la península coreana del colonialismo de Japón, Moon Jae In, presidente surcoreano, declaraba tras el anuncio de su vecino del Norte que “una acción militar solo puede ser decidida por y con el consentimiento de Corea del Sur”, refiriéndose a su controvertido papel como aliado de EE UU y aseguraba que su gobierno “está haciendo todo lo que puede y bloqueará la guerra por cualquier medio”. Moon dijo que Pyongyang podía crear las condiciones para un diálogo parando las pruebas de misiles nucleares y que la resolución de la crisis podría comenzar con la congelación de su programa de armas nucleares.

Seúl apuesta por la vía diplomática, consciente de las graves consecuencias para el país surcoreano, en caso de un posible enfrentamiento militar entre Pyongyang y Washington. Moon Jae- In se reunió el lunes con el embajador americano en Seul y pidió a EE UU frenar la escalada dialéctica y a Kim Jong abandonar su comportamiento irresponsable. El presidente surcoreano decía que “No debe haber más guerra en la península coreana. Cualquiera que sean las subidas y bajadas que enfrentemos, la situación nuclear de Corea del Norte debe resolverse pacíficamente”. Moon dijo estar seguro que “Los Estados Unidos responderán con calma a la situación actual y con igual responsabilidad hacia nosotros”. El jefe del ejecutivo surcoreano añadía que el régimen de Kim Jong Un “no estaba aún preparado para usar con éxito sus armas nucleares”. Chung Haesung, Ministro del Despacho de Unificación de Seúl, declaró que “Corea del Sur estaba buscando suavizar las tensiones”  y que la puerta del diálogo con el Norte estaba aún abierta, informaba el lunes Yonhap, agencia de noticias de Seúl.

La estrategia de Pyongyang de paralizar la amenaza, se acerca a la que pedía China, el mayor aliado del régimen norcoreano. Ayer Pekín paralizaba como medida de presión el comercio de carbón con Corea del Norte, y ponía en marcha las sanciones económicas aprobadas por el Consejo de Naciones, que afectan al mercado de hierro, minerales y marisco entre el gigante asiático y Pyongyang. Pekín cumple así con su alianza con la ONU y con Washington, que ha presionado a China para que ejecutara las sanciones a Corea del Norte.

Xi Jinping ha nombrado a un nuevo negociador para Corea del Norte, con el objetivo de intentar una salida pacífica entre sus dos aliados. El diplomático King Xuanyou sustituye a Wu Dawei, que llevaba 13 años al cargo, para lograr sentar en la mesa de negociones al régimen norcoreano. Este esfuerzo de Pekín por trabajar duramente en la vía diplomática y ceñirse al pacto del Consejo de Naciones, se suma a lo declarado recientemente por Sergei Lavrov, Ministro de Exteriores ruso, que animaba a ambas partes a firmar un acuerdo promovido por Rusia y China, por el que Corea del Norte se comprometería a paralizar sus ensayos con misiles y a cambio, Seúl y Washington paralizarían los ejercicios conjuntos que el Norte interpreta  como una amenaza para su seguridad. El presidente de China, Xi Jinping llamaba al presidente de EE UU el sábado para pedirle  “mantener la contención por todos los medios y evitar comentarios inflamatorios”.

No es la primera vez que la realización conjunta de ejercicios militares entre Corea del Sur y Estados Unidos o las consecuencias de su alianza, lleva a la península coreana al borde de una guerra nuclear. En 2013, la crisis en Corea llega a un punto álgido en febrero de ese año por la prueba de un misil nuclear por parte Corea del Norte, que supuso una escalada en las tensiones entre el Sur y el Norte y el enfrentamiento de un jovencísimo Kim Jong Un con Estados Unidos. Pyongyang realizó la prueba nuclear en protesta por la sanción 2087 de la ONU al lanzamiento del satélite Kwangmyongsong-32. Estados Unidos logró que la ONU sancionara a Corea del Norte mediante la resolución 2094 por la prueba del misil balístico,  aplicando más sanciones al régimen norcoreano. Washington y Seúl anunciaban días después  que reforzarían las maniobras militares conjuntas.

Los ejercicios militares entre EE UU  y  Corea del Sur provocaron que Kim Jong Un rompiera el pacto de no agresión a su vecino establecido desde el armisticio de 1953 y cortó todas las líneas de comunicación con la República Democrática del sur. Estados Unidos lanzaba dos bombarderos B-2A con capacidad nuclear frente al mar de Corea, el 29 de marzo de 2013. Un día después, Corea del Norte anunciaba su entrada en “estado de guerra”. En una crónica de amenazas y hechos similares a las sucedidas las últimas semanas, la tensión ante un posible enfrentamiento militar y nuclear entre Estados Unidos y Corea del Norte hizo tambalear la estabilidad y convivencia de las dos coreas y tuvo como resultado una serie de exigencias a Washington y Seúl por parte de Pyongyang en relación a los intentos de ataque a su soberanía y seguridad, por la presencia y maniobras militares de EE UU en la zona.

Obama, presidente de Estados Unidos durante la crisis de Corea iniciada en 2013, abogó en un principio por el diálogo con Kim Jong Un como salida al conflicto, pero tanto como EE UU  como Corea del Sur se negaron a mantener un diálogo con Pyongyang hasta que el régimen no se desmilitarizara.
Esta condición que Estados Unidos quiere imponer a Kim, ha sido un muro insalvable en las relaciones entre el Sur y el Norte, y entre Pyongyang y el resto de aliados de Washington.  Como explicaba la experta en Corea, Maria Rosaria Coduti (de la SEAE) a LA RAZÓN “El presidente de Estados Unidos debería comenzar a actuar como un político y no como un “showman”. Debe intentar planear e implementar una política para Corea del Norte basada en el amplio y profundo conocimiento del sistema del régimen norcoreano y debe parar de referirse a Kim como a un loco. Jong Un no es un bufón, y esto debe ser reconocido por toda la comunidad internacional y la ONU”.  

La experta del Servicio Europeo de Acción Exterior cree que “Corea del Norte es un estado con potencia nuclear y debe ser tratado como tal” y opina que “Corea del Norte nunca atacará primero porque saben que supondría el fin de su régimen y no es un estado  suicida”. Para Coduti, “ahora mismo es fundamental  el diseño de  políticas que aseguren la construcción de medidas de seguridad bilaterales, que al ser aplicadas trabajen para edificar un sistema de confianza entre los actores, que permita desarrollar esas medidas de seguridad de manera exitosa”.

Guam  respiraba ayer tranquila tras el anuncio del aplazamiento del ataque norcoreano. Ayer por la mañana, una falsa alarma de emergencia puso en vilo a los más de 160 mil habitantes del territorio americano. Tras un fin de semana en el que ciudadanos, comunidades religiosas y grupos pacifistas organizaron una manifestación por la paz y convocaron oraciones masivas para pedir el fin de la amenaza contra su hogar.  







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