PUBLICACIONES: El heredero de Samsung condenado a cinco años de cárcel por corrupción
Castigo de cárcel al heredero de Samsung por corrupción
#internacional #Corea #news
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26 de agosto de 2017. 04:21h
Lucía Quintela.
Hong Kong.
El «juicio del año» en Corea del Sur sentenció
ayer a Lee Jae Yong a la pena más dura impuesta en el país asiático a
un magnate de los negocios. Conocido también como Jay Y. Lee fue hallado
culpable en el escándalo de tráfico de influencias y sobornos que forzó un
«impeachment» contra la ex presidenta surcoreana Park Guen Hye.
Máximo ejecutivo del Grupo Samsung, Lee
Jae Yong fue condenado a cinco años de prisión por varios delitos, entre
ellos malversación, perjurio, corrupción y ocultación de activos en el
extranjero. La sentencia es insólita en la historia del país surcoreano, donde
el sistema económico y judicial ha estado dominado durante décadas por las
poderosas familias propietarias de los grandes conglomerados conocidas como
«chaebols».
La sentencia ha provocado un fuerte impacto
en el mundo empresarial y político pero también entre la sociedad. Es la
primera vez que la justicia surcoreana envía a la cárcel, con una condena de
cinco años, a uno de los miembros más destacados de las «chaebols». El
multimillonario Jay Y. Lee está considerado como la tercera fortuna del país y
propietario de la principal multinacional. Hasta el escándalo de «La
Rasputina» –así es como se bautizó a la confidente presidencial Choi Soon Sil–
las grandes familias propietarias de los «chaebols» eran reverenciados por su
contribución en la transformación de la península en una potencia económica.
«La sentencia es un punto de inflexión para
los “chaebols”», afirmó Chang Sea-jin, profesor de negocios del Instituto
Coreano de Ciencias y Tecnología, tras conocer el fallo del tribunal de primera
instancia de Seúl. «En el pasado, los “chaebols” no se preocupaban por las
leyes porque ellos no estaban sometidos a ellas. Ahora, la condena de Lee
sienta un precedente para un estricto refuerzo de las leyes, y los “chaebols”
deberían empezar a preocuparse». De acuerdo con la legislación surcoreana, las
sentencias de más de tres años no pueden ser suspendidas. A pesar de que queda
el recurso al Supremo, parece difícil que el magnate de las comunicaciones
pueda escapar de cárcel, como sí hiciera su padre en 2009 cuando fue perdonado
de un delito de evasión fiscal.
El nuevo presidente de Corea del Sur, el
liberal Moon Jae-in, ganó el pasado mayo las elecciones, con el propósito de
terminar con los privilegios de los grandes grupos industriales. El primer lugar ha
apostado por dar más poder a los accionistas minoritarios y, en segundo lugar,
ha asegurado que va a terminar con el perdón presidencial a los «magnates del
crimen de cuello blanco» enjuiciados. El presidente surcoreano espera que la
sentencia sirva como una oportunidad para acabar con el nexo entre negocios y
políticas que ha secuestrado al país. Así lo expresó en un comunicado. «Este
caso supone un grave problema para los ejecutivos de Samsung group, que se
habían preparado para la sucesión de Lee sobornando al presidente», afirmó el
juez del Tribunal Central, Kim Jin Dong, según la agencia Yonhap. Para el juez,
Lee, como heredero de la corporación «apostó por beneficiarse el que más de
cualquier favor político obtenido para Samsung».
Jay Y Lee ha negado cualquier delito. En
traje de chaqueta y sosteniendo una carpeta con documentos, el
multimillonario surcoreano salió ayer de la sala de la corte y fue fotografiado
mientras era escoltado con esposas de nuevo al centro de detención dónde
permanece desde febrero. Si el caso fuera finalmente apelado al Tribunal
Supremo de Seúl, se revisaría el próximo año.
Después de seis meses de juicio por el
escándalo que hizo caer en marzo a la entonces presidenta surcoreana, la
sentencia dice que Lee quiso obtener favores políticos y el apoyo de la ex
presidenta Park Guen Hye, para conseguir el poder absoluto en Samsung
Electronics, el gigante líder mundial de smartphones y chips.
Lee, de 49 años, consiguió el apoyo de Park
Guen Hye mediante la entrega de grandes sumas de dinero –32 millones de euros–
a una de las consejeras y mejores amigas de la presidenta, Choi Soon Sil. El
tercer hombre más rico de Corea del Sur realizaba cuantiosas donaciones a
fundaciones gestionadas por la mayor confidente de la presidenta. En
concreto, el objetivo que perseguía el líder del imperio tecnológico era
asegurarse el control de la corporación y hacer desaparecer cualquier posible
competidor emergente para su negocio. Para ello necesitó el favor de la
presidenta Park, entonces al cargo del ejecutivo desde 2011.
Pero finalmente el tercer hombre más rico
de Corea del Sur, icono de la familia más adinerada ha sido arrollado por el
escándalo de «La Rasputina» que también acabó con el futuro político de la ex
presidenta.
La relación entre Park y su confidente Choi
era muy estrecha. La Justicia surcoreana sospecha que la amiga de la
presidenta tuvo acceso a información privilegiada y clasificada del Gobierno
surcoreano. De acuerdo con las investigaciones Choi Soon Sil creó una red de
fundaciones para apoyar las políticas de la presidenta Park y para
enriquecerse. Entre otros asuntos, se acusa a Lee de pagar la carrera
universitaria y ecuestre de la hija de «La Rasputina» en Alemania.
A cambio, Lee consiguió la aprobación del
Gobierno para una fusión de dos sociedades de Samsung en 2015, movimiento que
le permitió conseguir el control total del grupo Samsung Electronics, a cuya
directiva había llegado en 2014 tras el ataque de corazón que sufrió su padre. La
fusión fue rechazada por muchos de los accionistas, pero se llevó a cabo
con la aprobación de uno de los tenedores de títulos más importantes del grupo,
el fondo nacional de pensiones surcoreano.
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